Cuando bailas flamenco no sólo se mueven los pies y la falda, algo tiembla y se remueve también en tu interior.
Por eso cuando bailas, a veces te sientes sexy, a veces cursi, otras valiente, pero siempre diferente a como sueles estar a lo largo de tu jornada habitual.
¿Que porqué?
Podríamos decir que es la magia del flamenco, pero en realidad es porque el flamenco nos permite expresar facetas de nuestra personalidad a través del movimiento.
Cada una baila como es, pero para llegar a ese “soy” primero hay que bailar y bailar, hasta que tu personalidad y una mínima técnica se junten para poder lucir a tope tu forma de expresarte.
El flamenco no nos hace más fuertes. El flamenco nos ofrece un espacio donde expresar nuestra fuerza (que no es poco…ni poca)
El flamenco no nos hace poderosas, porque ya lo somos. El flamenco nos permite sentir el poder que ya tenemos, mostrarlo, representarlo en nuestros movimientos, con nuestra presencia.
Por lo tanto, el flamenco nos conecta con nuestro poder, nuestra fuerza, nuestra garra…Nuestras ganas de vivir, de luchar, de sentir y de expresar.
Como bien dice mi alumna Natalia: “Cuando salgo de clase me siento divina y poderosa”
¡Qué inspiradora fue para mí esta frase!
Expresa de maravilla, los efectos de una clase de flamenco.
Las clases de flamenco son un espacio de intimidad y de trabajo, donde nos exponemos a un espejo.
Este espejo nos devuelve una imagen, primero más torponcilla y dudosa, para con el tiempo, al poco tiempo, asistir al esplendor de la que disfruta de su baile y de su cuerpo.
Hay tantas formas de sentirse flamenca…Son infinitos los personajes que se nos ofrecen:
Podemos despeinarnos y bailar como brujas, o pasear elegantes por las calles de la Habana.
Podemos ser la solemnidad en persona o bailar como si fuésemos un chiste con patas.
Todas estas facetas emergen tan sólo al compás de la música y con el movimiento, pero si lo acompañas con un vestuario adecuado el efecto es imponente.
Hace un par de años, me mandé hacer un traje de flamenca y me volví local escogiendo telas y modelos.
La pregunta, obviamente, era: ¿Quién quiero ser?
¿Una elegante mujer racial con su falda alta y su fajín de raso, con la sobriedad de una camisa blanca avolantada?
¿O una tímida y romántica joven con sus gasas y sus flecos rosa profundo y mirada lánguida?
No te pienses que no me tentaban los estampado de leopardo combinados con verde flúor.
Entre tanta duda existencial, de una cosa estaba segura: Tal y como me vista, así será como me perciban los demás.
Eso será lo que yo transmita con mi vestido, con mi baile, y a veces con las dos cosas.
Y el baile, evidentemente, será en función del palo que escoja a la hora de bailar.
¿Que todavía no sabes lo que son los palos del flamenco? No te preocupes, que para eso escribí este artículo que creo que te puede interesar: Qué son los palos del flamenco. Sólo has de clicar en la imagen de abajo y seguir leyendo.
Y siguiendo con el tema de los vestidos, déjame que comparta una web de moda flamenco (prometo, prometo que no me llevo comisión) cuyos diseños me han hecho volar la imaginación a la estratosfera-flamenco-sideral de los vestidos más bonitos.
Se llaman El Ajolí y están en Huelva.
Su fundador, el diseñador Pepe Jiménez nos propone unos vestidos y unos colores que me tienen con la cara pegada a la pantalla del ordenador y dicendo “este lo quiero”, “este también”, “y ese”.
Luego me acuerdo que con lo que abultan no me caben en el armario y se me pasa un poco…¡Pero que buen rato que he pasado mirándolos y comparando!…A ver qué me gusta de este…A ver cómo bailaría con el otro…Fíjate, este me lo ponía yo mañana mismo.
Además, han sido de lo más amable, porque les llamé por teléfono para pedir permiso y compartir sus imágenes y me dijeron sí sin problemas. Por eso todas las fotos que aparecen en el artículo son suyas.
Así que aquí te pongo una selección de imágenes para que recrees tu mundo interior con la belleza y la fantasía que el flamenco nos ofrece.
Yo no sabría con cual quedarme…¿Y tú?